domingo, 25 de enero de 2009

EL ARTISTA DEL ALAMBRE

El sol ciega ilusiones de medianoche rodeadas de media verdad entre barras de bar. Promesas de un viejo cuentista derretidas bajo los abrasadores rayos de luz. Transeunte de una ciudad maltratada por los años, acompañado de una vieja guitarra superviviente de tiempos mejores. Los bolsillos del pantalón repletos de nada, la chaqueta raída y demasiada ancha, zapatos de suela desgastadas de tanto caminar y agujeros por donde huye la esperanza.

La calle Mayor su escenario, la indiferencia de los pasos al caminar su público. Comienza una canción mientras mira al infinito. Acordes a cambio de alguna moneda. Manos encalladas desfilando entre cuerdas de nylon y un sorbito de vino para acallar el rugir de tripas. Recuerdos de noches encima de un escenario diferente, de otras ciudades, de personas que pagaban para verle cantar.

Y se imagina de nuevo, tocando la misma melodía que ahora, en el teatro Real. La gente cantando su canción, aplausos de miles de manos a la vez, los focos centrados en él, las fiestas después de la actuación. Recortes de prensa, la televisión, el trovador de una nueva generación.
El olor de mujeres que desnudaba, los abrazos de sus amigos, risas en el bakstage, autógrafos ...

Y al levantarse una mañana descubrió que sus canciones ya no se escuchaban, no se radiaban en la emisora de moda. Sus discos se dejaron de vender y ya no llenaba teatros. El dinero disminuiba al mismo ritmo que sus amigos y su última mujer le abandono justo el día que perdió su último millón. Y sin querer números rojos en el banco, en la amistad, en el amor, en la discográfica.

Ahora, a mitad de actuación, le caen lágrimas mientras susurra una nueva canción y las monedas caen lentamente al vaso de plástico.

Cuando termine buscará el abrazo de saldo, los besos de alquiler. Para qué volver a la pensión si nadie le espera, si no va a encontrar el calor que necesita. Comprar de nuevo el amor de media hora, comprar las mentiras que necesita escuchar en labios desconocidos. Después pasear por la ciudad, por el puerto,e imaginar que va en uno de esos barcos que ve zarpar y soñar con escapar hacia algún lugar inventado, de viaje hacia ninguna parte.

Recorre nuevamente los bares que ya son su casa. Y entre tragos sentirse glorioso contando batallas que nadie creerá, aunque enseñe la cicatrices que la vida le dejó. Pequeño artista, siempre en el alambre, a punto de resurgir, a punto de caer. Aguantando las risas de quien no entiende, las habladurías de gente sin corazón. Hablar sólo y prometerse que mañana será diferente, que alguien vendrá a buscarle.

De noche en su habitación sin ventanas, entre cartones de vino y cucharas, olvidarse de quien fue y de quién es. Escribir trazos en un papel, inventarse nuevos acordes para la próxima actuación, conseguir de nuevo esa canción que toque el corazón para volver a esos años.

Dormir sin sueños y despertar para empezar un día más, otro día igual. Volver a ser el trovador de contenedor gritando en la misma calle de siempre mientras la indiferencia es el único espectador.

domingo, 18 de enero de 2009

VOLVER Y VOLVER

Vuelven los domingos sin corazón, de maletas y despedidas. Las canciones a todo volumen por carreteras desconocidas adornadas de verdes paisajes, de montañas blancas o de áridas tierras. Ciudades conocidas solamente en viejos mapas escolares.

Volverá la soledad entre paredes de pensiones, el frío en el colchón. Letras en folios blancos para que el tiempo pase raudo por la habitación, garabatos de soñador en una servilleta. El cansancio de kilómetros, de palabras exhautas, de cafés y cenas para uno.

Y cada día volverá nuevamente el espéctaculo circense en cualquier patio de rellano, el teatro de ilusiones en tu puerta, el repiqueteo de timbres y nudillos desgastados. Como armas la ilusión y la sonrisa, la pluma y el papel. El enemigo la desconfianza, el maldito dinero.

Volverán las alegría y también las penas. Le esperanza y la desesperanza juntas de la mano. Y habrá noches que desearé que nada cambie y otras que no sabré que hago aquí.

Volverán las risas con desconocidos, los sollozos en soledad. Volverá el correr, el estrés, los aplausos o los abucheos, el todo o la nada.

Volveré a coleccionar recuerdos que guardaré en la carpeta.

Volverá la ausencia. La falta de tus besos, de abrazos, de caricias y sentirme sólo rodeado de gente.

Volverá todo aquello que ya viví con diecinueve y con veintitrés, y buscaré de nuevo el sueño que tantas veces me ha sido esquivo. Volver a emocionarme con todo ello aunque a la vez sea doloroso. Volver a la carretera, volver a tu portal, volver a charlar contigo.

Volveré a estar p´aquí y p´alla con un sueño por cumplir.


viernes, 16 de enero de 2009

TE ODIO

Estas son las últimas letras que te escribo, las últimas palabras que traten sobre tí, porque para mí has dejado de existir. Nunca te he visto ni escuchado, ni tan siquiera te he sentido a mi alrededor. Todos me dicen que existes, que tu bondad es infinita y que tu amor es el más grande. Pero ya no lo creo. No puedo creerte.

Tenía, hace mucho tiempo, una madre maravillosa. Me gustaba sentarme en su regazo a leer un cuento mientras ella me acariciaba el pelo. Desprendía un olor tan dulce. Con ella aprendí tantas cosas, muchas más que en ese estúpido colegio donde sólo era objeto de castigos y gritos. El lugar donde enseñaban por repetición aunque no hubieras entendido nada. Mamá, sin embargo, me explicaba las cosas con juegos, con palabras fáciles y contestaba a todas mis preguntas.

Me ilusionaba con las excursiones. Montar en coche y viajar lejos, muy lejos de la ciudad. A veces íbamos a algún parque de atracciones, al monte, otras a ver animales. Yo siempre quería ver dinosaurios pero nunca los encontraba y mamá me decía que llevaban durmiendo muchos años. Y yo reía porque sabía que no existían pero quería verme feliz.

Veíamos juntos los dibujos, pintábamos retratos de toda la familia, júgabamos en el parque y alguna vez me reñía porque era un poco diablo. Pero reía tanto. Reíamos tanto.

Y entonces tú decidiste que era el momento para llevártela contigo. Tenías tanta envidia de cómo nos quería que quisiste arrebatarnos nuestro mayor tesoro. Y le mandaste aquella maldita enfermedad para que poco a poco fuera perdiendo la sonrisa. Pero te equivocaste porque nunca dejó de sonreir. Nunca dejó de querernos, de abrazarnos.

Entró y salió tantas veces del hospital que no consigo recordar el número. Yo me quedaba entonces en casa de algún tío, o de mis abuelos, y el corazón se me hacía pequeñito al pensar que no volvería a verla. Me angustiaba esa idea y los nervios se apoderaban de mi cuerpo. Me ponía triste y no tenía ganas de jugar. Sólo quería volver a verla y que acabase la pesadilla. Pensaba que todo era un mal sueño y al despertar volvería a verla trastear en la cocina.

Pero una de las veces que entró ya no salió. Dos días antes estuve en su habitación. Me dijo que fuera bueno, que hiciese caso a papá y que me tenía que llevar bien con el tato. Que estaba muy guapo y estaba orgullosa de mí. Entonces entendí todo. ¿Te vas a morir, mamá?. Sí. La habitación fue haciéndose cada vez más y más pequeña hasta faltarme el aire. Quise llorar pero no puede derramar ni una lágrima. Quise gritar que no, pero no articulé palabra. Agarré su mano y le miré a la cara. Me pareció la mujer más hermosa del mundo. No veía los tubos que la rodeaban, ni su tez excesivamente blanca, ni el cansancio de su mirada. Guardé la imagen de los buenos días, donde sus ojos eran los faros que me guiaban y su cuerpo desprendía luz. Siempre pensé que era un ángel.

No fuí al velatorio, ni al entierro. Y comencé a odiarte.

Y te odio porque mis días se volvieron grises. Te haces a la idea lo que supone, por ejemplo, en el colegio, mientras los niños son recogidos por su madre lo que sentía yo. Siempre venía algún tío, alguna tía, los abuelos, pero no ella. Nunca más vendría, por tu culpa.

No sólo quede huerfano de madre. Quedé huerfano de sus besos, de sus caricias, de sus palabras, de sus gestos. Me quedaban tantas cosas que hacer con ella. Ahora no podrá conocer a mi novia, ni acunar a mi hijo, su nieto, ni podrá verme ganar al judo, ni podré cuidarla cuando envejezca como ella me cuido a mí porque no me has dado tiempo.

Todo el mundo se volcó conmigo e intentó hacerme sonreir. Lo agradezco pero yo quería a mi mamá. De un plumazo dejé de tener casa propia y tener muchas más. Siempre durmiendo aquí y allá, siempre comiendo aquí y allá.

Ya nada fue igual. Las excursiones no fueron igual, los juegos tampoco, los reyes magos, menos. En las comidas siempre había una silla vacía. Yo miraba en esa dirección y la imaginaba sentada, riéndo y charlando. Entonces, sin querer, yo también sonreía.

Con el tiempo me contaron que echaron sus cenizas al mar. Me alegré porque siempre le encantó el mar y le maravillaba aquella ciudad. De vez en cuando me paso por allí a sentarme junto al rompeolas y charlo con ella. Le cuento mis cosas y ella me responde con el oleaje.

De niño, cuando todo esto ocurrió, soñaba en construir una nave que surcara los cielos para arrebatarte lo que una vez me quitaste. Ahora me sumerjo en las frías aguas del cantábrico y vuelvo a notar su olor, su tacto, sus abrazos y eso nunca me lo podrás robar.

A día de hoy todavía tengo la esperanza de verla aparecer, entre las aguas, y quedarse a vivir entre nosotros. A día de hoy todavía sueño con ella.


sábado, 10 de enero de 2009

MADRID,LOGROÑO,ZARAGOZA

Ayer dijiste que me querías. Hoy que ya me has olvidado. Mañana, quizás no me conozcas.
Acostumbrada a perder te encontré cuando no buscaba a nadie y creí, por un momento, que podía ser feliz. Madrid, nuestro mundo. Mi habitación, nuestra soledad.

Me abrazo cada noche al sonido de tu voz, enlatada en un maldito auricular. Silencios que me ahogan, que matan la esperanza de ésta quien te escribe. Y de nuevo me hieren tus palabras y dudo que pueda haber alguien tan mezquino como tú. No entiendo que no quieras querer.

Observo a las parejas enamoradas del parque y las odio y las envidio a la vez. Las odio porque tienen los besos que no me das, los abrazos que a mi me tocan, los susurros en forma de te quieros.

Vuelvo una y otra vez a la soledad de mi colchón añorando aquellos fines de semana que ahora quedan tan lejanos. Aprieto la almohada contra mi cara para sofocar las lágrimas que tu ausencia me provoca.

¿Todavía te preguntas si tenemos algo en común?

Si supieras lo poquito que necesito para ser féliz. Si entendieses que sólo el estar a tu lado me es suficiente.

Me gusta sentarme a tu lado, mirándote, mientras hablas y hablas de algo que no entiendo. Que me abrazes y me hagas sentir especial. Que me lleves tan lejos como quieras, a ese sueño que tienes. Quisiera que por una vez alguien me quisiese.

Pero pasan las horas y debemos regresar. Tú a tu mundo y yo a esperarte, muriendo por dentro, en la triste posada de sueños rotos en los que has convertido mi habitación. Y volveré a desesperame porque el teléfono no suena, porque hoy has decidido no quererme. Mañana, a lo mejor sí.

Y paso la vida deshojando margaritas, pensando que hoy sí, pensando que hoy no. Me miro en el espejo y me doy cuenta que mis vestidos de cuéntame nunca te gustarán. Tiemblo al pensar que todo esto me resulta familiar, que ya lo viví.

¿No merezco yo acaso ser feliz?¿Tanto daño he hecho a mi alrededor que no merezco el cariño de nadie?

Una vez al mes es muy poco, demasiado poco, para mi corazón.

Me gustaría oírtelo decir una vez al día el resto de mi vida. Tener una canción para poder bailar. Que nuestros ombligos se juntasen no sólo las fiestas de guardar. Quiero ser la princesa del cuento de hadas, ser tu campanilla en el reino de nunca jamás y estremecerme cada noche en nuestro jergón.

¿De verdad crees que no tenemos nada en común?

(A Cristina, de todo corazón, porque su herida es nuesta herida)

viernes, 9 de enero de 2009

UN DIA MAS

Amanecieron los tejados cubiertos de nieve. El asfalto helado dificulta el tránsito de los monstruos de hierro. No se les ve tan agresivos, tan ruidosos,y temerosos pasan a través de la ventana. El cielo, blanco luminoso, ciega.

La gente camina, con cuidado, hacia ninguna parte. En mitad de una ciudad que no reconozco, que ya no me pertenece, me siento tan pequeñito. Entre la gente, inmóvil, vuelvo a las andadas y me siento sólo. Cierro los ojos y escucho el rugir de las olas haciendo el amor con el acantilado y una suave brisa me acaricia la mejilla. Siento el agua helada y me sumerjo dejándome llevar. Al abrir los ojos vuelvo a la cárcel que me atrapa entre sonidos de claxon y malos modos.

Estar a kilómetros de todos y tan cercano a la vez, en un mundo paralelo del que no tengo forma de entrar, en una vida a la que nadie ha tenido la gentileza de invitarme.

Y ahora que me preguntas ¿qué te pasa?, me quedo callado. Muevo la boca, la lengua y te aseguro que hago todo lo necesario pero mis palabras no quieren salir. ¿Cómo explicarte que cada día se abre una nueva herida?¿Cómo decir que por más que pasen los años nada cicatriza?
¿Cómo insinuarte tan siquiera que entre tanta gente me siento sólo?

Los días pasan lentos e implacables marcando en mi piel su tic-tac y observo como el tiempo se escapa entre mis dedos sin fuerzas para atraparlos. "Se te ha borrado la sonrisa" han dictaminado, como si fuesen juez de mi propia historia. Quizás nunca sepan que son los culpables de mis tristezas, de mis dudas.

De niño quería volar por encima de las cabezas huecas y allí arriba reír, reir hasta no poder más. De adolescente quise cambiar el mundo a mi manera, de mayor,tristemente, el mundo me ha cambiado.

Y entre tanta gente, en mi minuto, evoco noches a puerta cerrada, donde recibir un beso era volar hasta la misma luna. Noches de sueños, en el parque, donde cada uno era lo que quería ser.
Bandas rivales, motocicletas, secretos inconfesables. Todos contra el mundo, el mundo contra nosotros. Fuimos creciendo como suele ser normal y todo se volvió lejano. Ya no había sueños en común.

Cambiamos, no todos, sueños por casas, ideas por mujeres, utopías por trabajos. A veces, en el silencio, todavía oigo las risas y escucho nuestros sueños. Que lejos queda ya.

Cada día cuesta un poquito más levantarse de la cama, con ese frío que encoge el alma. Tener que ver que cada día es igual que el anterior, sin emoción. Volver a caminar entre la indiferencia de un rebaño muy bien enseñado, más pendiente en sí mismo que en lo que ocurre alrededor. Sin darle el valor que se merece las lágrimas que derraman otras tantas. En seguir corriendo para llegar el primero a ningun sitio.

Hoy al acostarme soñaré con el mundo que me he inventado. Mañana, si quereís y me dejaís os lo cuento

martes, 6 de enero de 2009

EL DIA DE REYES

Amanecimos antes de lo previsto en día de fiesta. Marisa ilusionada como niña pequeña y yo con más sueño que alma. La noche anterior no seguí su consejo y volví a trasnochar. En el salón, debajo del árbol iluminado permanecían impasibles los regalos, esperando ser abiertos. Oh!!! sorpresa!!! Al abrir el primer paquete me encuentro la caja especial de vinilos de Heroes del Silencio. Una alegría extraña se va apoderando poco a poco de mí. Al comenzar a pasar las yemas de mis dedos por el cartón de cada disco, tomándome mi tiempo y ante la mirada de Marisa, se producen secuencias de imágenes en mi cabeza a gran velocidad, de otros tiempos, de otros lugares y consigo emocionarme. La primera vez que escuché a Heroes del silencio contaba con tan sólo doce años. Me encontraba en el coche con mi padre y sonó, si la memoria no me falla, Agosto en la radio. Escuché la canción atentamente, como absorto, y le dije a mi padre que me encantaba esa canción y quería tener el disco de ese grupo del cúal ni siquiera sabía el nombre. Dos días después, me regaló el primer lp de gran duración de Heroes, el mar no cesa. Desde entonces, su música es la banda sonora de mi, espero, todavía corta vida. Sus notas me llevaron a sus conciertos, a viajes a otras ciudades para verlos en directo. Sonaban cuando pasaba las noches con amigos que ya no están, con novias a las cuales dejé y otras tantas me dejaron, en mis buenos y malos momentos.

Todavía en estado de excitación abrí el segundo paquete. Un libro de Steven Galloway, el violonchelista de sarajevo, en la que es su primera novela traducida al castellano. Según dicen "una historia universal y un testimonio de la lucha personal para encontrar sentido, gracia y humanidad, incluso en mitad de los horrores más inimaginables." Tiene muy buena pinta. La verdad, me encanta que me regalen libros y música. Dice mucho de quién te lo regala porque para mí significa que sabe escucharte, y sabe de tus gustos o más o menos como eres y piensas.

El último paquete colonia.

Marisa abrió sus regalos, con una mezcla de ingenuidad infantil y expectación. Me hace gracia ver como disfruta con esos pequeños placeres que la vida nos ofrece. Y cuando por fin consigue arrancar al papel que envuelve su tesoro, pone ojitos de personita feliz, como si aquello fuera el mejor de los presentes y se abalanza a darte un abrazo. Y en ese momento algo dentro de mí se mueve y siento algo que nunca podré expresar. ¡Quién pudiera ser poeta para que de mi boca salieran los versos bellos que se merece! Sin embargo callo esperando que el abrazo hable por mí.

De mi casa al hogar de la Gran Familia a desayunar y seguir abriendo regalos. Para mí era la primera vez y todo ha sido muy especial. Mientras tomábamos chocolate con roscon y panetone los nervios de los chiquillos era evidente. Alguno hasta ha vomitado. Mirarles a los ojos y ver ese brillo te hacía desear volver a ser niño y maldices al idiota que te dijo la primera vez que los reyes son los padres. Durante un ratito, quedé callado, observándolos en su ansiedad, en querer desayunar y poder ver al fin, el regalo tan esperado de sus majestades que a más de uno no le dejo conciliar el sueño ayer noche.

Y de repente la explosión de júbilo. A la orden de ya, carrera hacia la puerta y una última espera para colocar a la improvisada fotógrafa (va por ti, Clara, je je) en sitio estratégico para no perder detalle. En un minuto todo era papel de regalo volando, gritos de exclamación, alegría, risas. Como en un abrir y cerrar de ojos ya habían abandonado la sala y trasladado a otra con los brazos cargados de cajas. Y cada uno por su lado, después en parejas y finalmente juntos se embarcaron en el sueño de tener otro mundo. Un mundo donde había delfines y niños de plastilina, donde la más pequeña críaba a su hija, donde sonaban notas de colores sacadas de pianos de animales. El planeta ideado de batallas contra dragones y castillos de plástico, de chamanes y brujos de treinta centímetros. Lugar para karatekas con kimonos golpeando a sacos de aire.

Cuando los niños nos abandonaron en nuestro mundo tan terrenal fuimos abriendo nuestros regalos, uno por uno, para que todos tuvieramos el momento de gloria que no siempre disponemos, y ver reflejado en las caras la alegría. Y todo volvió a ser como hace quince minutos porque seguía brillando la mirada. Y los mayores fuimos niños por un instante. Creo que si hubiésemos apagado la luz, no hubiese importado puesto que había más luz en esa habitación que en un cielo estrellado.

No recuerdo lo que dejaron a todos pero hubo música, costura, bolsos, botas, batas, tdt, hasta un ordenador (gracias pareja por el capote). A mí me regalaron lo último de Marea con dvd, que me encantan pues las letras son fuera de lo normal, ese poeta que antes comentaba, y un libro de Allan Poe, la noche del oráculo, autor que en estos momentos me fascina.

En un rato marchamos cada uno a otras casas a seguir recibiendo pinceladas de cariño. Marisa y yo subimos a casa a comer. Luego vendría Cristina a tomar café y repartirnos sonrisas.

Descubrí que Cris también lleva dentro una niña. Como se emocionó al ver el regalo. Sonrisa de niña buena, de esas que nunca han roto un plato. Y ese brillo tan especial que ya había visto por la mañana y no deseo dejar de ver nunca.

A mí me regaló un libro de Saramago, el viaje del elefante. Creo que no se puede decir nada de él. Impresionante.

La tarde siguió entre confidencias, charla y dolores de tripa, mi tripa. Me empezé a encontrar mal, no sé si por enfermedad o por que tenía que salir de casa para ver a los amigos de Marisa. No tenía ganas de verlos. No me caen mal pero tampoco es algo emocionante. Pero creo que esto lo contaré mañana, que hoy ya estoy muy, muy cansado aunque feliz

Resumiendo. Que ha sido un día emocionante, de sonrisas, de alegría. De volver a estar con gente a la que quiero como si fuera mi vida porque sus alegrías son mis alegrías y sus dolores mis dolores. Que ver la luz de la mirada de los niños y los no tan niños hace que la vida sea más llevadera.

Mañana será otro día



lunes, 5 de enero de 2009

PAJAROS EN LA CABEZA

Miraba a la ventana y soñaba con ser
un astronauta pisando la luna
y el cielo lo cruzaban galeones,
delfines, cometas, faluas
y en la pizarra el profesor dictaba los teoremas.
En su cabeza sonaba el canto de un gorrión,
pájaros en la cabeza.
Llegaba siempre tarde y castigado por no
estar nunca donde debiera
y en casa le esperaban el tedio
y la comida sevida en la mesa.
De fondo el rumor de un televisor y madre
suspirando
"Dónde andas hijo mío? Siempre en las nubes",
nadie escuchaba el telediario.
Pájaros en la cabeza y volar
a donde las ventanas siempre están abiertas
donde el humo de tus pies nos enseña a vivir.
Pájaros en la cabeza y volar
que aún contaré relámpagos contigo
aunque el tiempo y la arena esconden
el camino hasta tí.
El tiempo pasó y todos crecimos
-bueno, no todos, algunos seguían
mirando por la ventana y sobrevolando
la moqueta azul de la oficina.
En el trabajo aún se perdía
en la selva de sus sueños
y un grito le nombraba, le arañaba
y rompía el dulce sortilegio.
Madre aún seguía sirviendo la sopa
"¿Cuándo sentarás la cabeza?
Un día la abriremos y bandadas de cotorras
escaparán de ella"
El sonreía sin dejar de mirar por la ventana
soñando mundos mejores,
lluvías que caían sobre parejas que se amaban,
claveles en los fusiles,
barcos que sueltan amarras,
luces de faros, besos de mujeres que nunca,
nunca le miraban.
Pájaros en la cabeza y volar
a donde las ventanas siempre están abiertas
donde el humo de tus huellas nos enseña a vivir.
Pájaros en la cabeza y soñar
que aún contaré relampagos contigo
aunque el tiempo y la arena escondan
el camino hasta tí.
Una mañana de enero nuestro hombre
se subió a lo alto de la Torre España
para ver si al morder el azul gris del cielo
los pájaros callaban.
Mirando absorto la ciudad
ni el rumor de su pecho escuchaba
ni a madre, ni la televisión, ni a la oficina
sólo un lejano batir de alas.
Cuando nos quisimos dar cuenta
nuestro chico había desaparecido.
Nadie en lo alto de la torre lo vio abandonar
la sombra gris del edificio.
Nadie lo vio caer al suelo
nadie oyo sus carcajadas,
sólo el sonido de cien pájaros
- o alguno más-
escapando de sus jaulas.
Nada se supo de este soñador,
del canto de sus aves
hasta que llegaron cartas, retazos de sus alas
en forma de postales.
Pájaros en la cabeza y volar
a donde las ventanas siempre están abiertas,
donde el humo de tus pasos nos enseña a vivir.
Pájaros en la cabeza y soñar,
que aún contaré relámpagos contigo
aunque el tiempo y la arena escondan
el camino hasta tí.
Pájaros en la cabeza y volar
a donde las ventanas siempre están abiertas
donde el humo de tus pasos nos enseña a vivir

(Letra y música de Ismael Serrano)

Sirva esta preciosa canción de Ismael Serrano para pedirte ese perdón que nunca dije y quizás nunca me atreva a hacerlo frente a tí, mirándote a los ojos, mamita. Por tener tantos pájaros en la cabeza y volar tantas y tantas veces del nido sin dar señales de vida. Por las postales que faltaron y llamadas que nunca hice para decir que estaba bien. Por las lágrimas y desesperanzas que te produjeron los sueños de este idiota. Por ser "mayor" y querer seguir siendo niño.

domingo, 4 de enero de 2009

DIA DE CONCIERTO

Hoy apuré en la cama más de lo debido pero el cansancio que tenía acumulado era excesivo. A las 12,30 por fin conseguí zafarme de las garras de morfeo y entre bostezos y estiramientos me lanzé a un nuevo día.

En una hora ya estaba en la calle camino del centro. Todavía me quedaban un par de regalos que comprar y aproveche las dos horas que quedaban para comer. Siempre me ha gustado regalar libros o música pero hoy no iba a ser. Así que no pude perderme en las escasas librerías que hay en estas ciudad. Me encanta pasar el rato rodeado de libros, tocándolos, abriendo una página al azar y leer algo, mirar la portada, la contraportada y tomarme todo el tiempo necesario para elegir. Con los discos me ocurre lo mismo pero si aquí hay pocas librerías, tiendas de música no hay ninguna. Sólo hay en el Media Markt y en algún centro comercial y la verdad es que no hay mucha variedad. Terminé y decidí dar un paseo hasta que llamara Cristina que venía a comer a casa. La gente, apresurada y repleta de bolsas, se apelotonaba en las calles, dificultando mi camino. Se percibía en el ambiente un buen rollo, quizás porque a la raza humana nos encanta comprar y sobre todo gastar.

El teléfono sonó. Momento de recoger a Cris y subir a casa a comer.

El viaje, no más de diez minutos, los empleamos en charlar animadamente sobre mi hermano, en estos momentos su pareja, aunque ya veremos por cuanto tiempo. A veces lo más sencillo lo volvemos en algo imposible y lo más díficil en lo más sencillo. No lo entiendo. Somos seres complicados. En mi humilde opinión no se habla lo suficiente, no se es transparente. Y lo que nuestros labios no expresan muere en el corazón. Pero en fin, es su vida y mejor no meterse ¿no?
Cuando abrimos la puerta un aroma indescriptible nos embargó y supe que la comida ya estaba en la mesa. Macarrones con tomate y queso rayado al horno. Buenísimos la verdad.
La sobremesa estuvo de lo más interesante. A Marisa, Cris y a mí nos gusta hablar de todo lo que nos rodea, y sobre todo opinar. Pocas veces estamos de acuerdo y eso nos lleva a una unas enrevesadas discusiones filosóficas. Me gusta que las personas crean en sus convicciones y no te acaben dando la razón porque sí. Me encanta la gente que le gusta discutir, dialogar y ver diversos puntos de vista.

En esta ocasión el tema fue la religión. Soy de opinión que Jesús fue una persona magnífica, un revolucionario que quiso cambiar un sistema establecido. Intentando siempre favorecer al pobre, al débil. Entiendo que a alguien le pareció increible que una persona fuese así y se creo la religión.

Y creo en las palabras de Cristina cuando dice que quizás dentro de cien o doscientos años alguien opine que Ghandi o la madre Teresa de Calcuta sean las personas idóneas para ser los gurus de una nueva religión. Creo en la religión como una forma de vida, según está escrito por ejemplo en la biblia, de hacer el bien, de ayudar al prójimo. Pero no comparto lo siguiente:

Dentro del cristianismo hay diversas ramificaciones. Catolicismo, Testigos de Jehová, Protestantes, Evangelistas... y alguna más. Para mí, todas estas diversificaciones son sectarias y no me merecen ningún interés. En mi opinión utilizan la Biblia en su propio beneficio, haciendo una lectura interesada y tergiversando el contenido según les convienen. Aportan argumentos que no fueron escritos ni siquiera vividos por Jesús. No puedo entender a un colectivo que esté en contra de los homosexuales cuando en teoría todos somos iguales a los ojos de Dios. No comprendo que a una mujer violada no se le permita abortar y tenga toda la vida un recuerdo de su agresor. No comparto que tantos y tantos casos de pederastía hayan quedado en el olvido y no se haya hecho justicia con los opresores porque si algo nos enseño Jesús fue el querer a los niños, por otra parte los más débiles. Ni entiendo que se posicionen con partidos políticos. Ni que hayan estado en tantas y tantas guerras, ni que en América destruyeran ciudades y mataran para enseñar una religión, su religión.

Si echo la vista atrás, a los tiempos de mis abuelos o incluso de mis padres, los católicos son todos muy parecidos entre ellos. Votan al PP, no quieren gays ni inmigrantes a su alrededor, son familia numerosa, escuchan la cope y la mujer se dedica a su marido, la casa y los hijos. Sé que ahora los católicos son diferentes y las personas que van a misa no son así y tampoco lo entiendo. No se puede ser de un clan y coger únicamente lo que te conviene. No sé, es bastante complicado y no quiero divagar más. Creo en el cristianismo o mejor dicho creo en Jesús pero no en el catolicismo.

Después de dialogar durante tiempo nos preparamos para salir de casa. Hoy toca concierto en San Adrián. Nacha pop, los rotos y boppers o algo así. Quedamos con Clara, Lorenzo y un tal Tobes de mote y cuyo nombre no recuerdo pero que fue un gran descubrimiento pues es un chaval increible.

La noche estuvo muy bien. Al llegar fuimos a cenar y entre bocado y charla se fue pasando el rato. La verdad es estuve a gusto, hablando de música, anécdotas y riendo mucho. Empezaron las primeras cervezas y con ellas, como he dicho antes, las primeras risas.

Llegamos pronto al concierto, justo cuando empezaba el primer artista invitado y bueno,sin más.

Aprovechamos el rato para beber un poco y bailar a ritmo de funky. Los Rotos nos gustaron más. Más rock´n´roll y buena presencia. Después del concierto estuvimos con ellos charlando y hasta nos regalaron camisetas. No tienen todavía cd pero espero que tengan suerte y les vaya bien.

Por último,Nacha pop. No me va mucho el grupo, la verdad, pero me encanta Antonio Vega. Creo que tiene canciones insuperables. He de decir que me suelen gustar más los artistas cuando se separan como por ejemplo Bunbury, Ariel Rot, Calamaro, Urrutia, Aurora Beltrán, Juan Perro.

El directo fue correcto pero vi a Antonio Vega muy cansado y muy castigado. Pero siempre me han gustado las personas autodestructivas. Tienen una sensibilidad especial y son capaces de crear de la nada algo maravilloso. Cuando cantaba, con un hilillo de voz cada vez más fino, todo desaparecía alrededor y quedaba él solo con unos versos que son la propia vida.

Así que volví a tener una de esas noches que tanto me gustan. Noches con emoción, con música en directo, con cervezas compartidas en buena compañía y con palabras. Conversaciones con buenos amigos y risas, muchas risas que tiempo habrá de llorar. Y de camino a casa bajo un cielo cubierto de estrellas buscaremos algún bar para poder tomar la última. ¿Sé puede pedir más?










sábado, 3 de enero de 2009

CAMBIO DE RUMBO

"Estoy cansado de hacer el mismo recorrido, el mismo trabajo. Ver las miras caras, los mismos paisajes, sin ti mi a mi lado. Mi vida poco a poco se va llenando de esos días, tristes, grises y opacos, que uno omite en su biografía. Cansado de ir cada noche a los mismos bares........"

Es la canción con la que empieza el día, a las 7.30 de la mañana, de lunes a viernes. Los movimientos son una sucesión ya vivida y repetida. El pie en el suelo y el frío que tirita. El primer cigarro camino del baño y el mismo reflejo en el espejo de todos los días. Nunca me gusta.
La ducha que te devuelve a la realidad, el traje, la corbata, lavar los dientes y peinar. Sin desayunar enciendo otro cigarro y miro el reloj. Tocará volver a correr o llegaré tarde. Un beso, cariño y con tanta prisa me dejo la sonrisa olvidada en casa. Atasco en el mismo lugar de siempre. Bunbury sonando en el radio cd y mirada perdida hacia ningun lugar.

Pero hoy no va a ser un día más. Al llegar a la oficina ya no hay trabajo. Despedida toda la plantilla. A mí se me ofrece un nuevo puesto en otra especie de sucursal. Ya me lo pensaré. Ya no se van a vender libros ahora toca publicidad. La crisis también ha llegado aquí me dice tranquilamente mi jefe.

Durante las dos horas que estuvimos recogiendo las cosas, dejando los móviles y se firmaban los despidos nadie dice nada. Miro los ojos inexpresivos y me doy cuenta que no hay rabia, ni tristeza. Una ausencia de cualquier sentimiento inunda la habitación como si todo debiera a ser así.

Y me doy cuenta que toca, una vez más, una puta vez más, empezar de nuevo. Soy maestro en construir y derribar, edificar y demoler. He cambiado ciudades por sueños, invertido riquezas a cambio de nada, sustituido enemigos. Pero tarde o temprano todo regresa. El eterno retorno.

Desde que era pequeñito siempre supe lo que no quería en mi vida. Y siempre he intentado ser fiel a mi fisolofía. Luchaba por tener un curro decente, donde ganar dinero y tener tiempo libre no fuese incompatible. Amigos que entendiesen más alla de lo que se ve y que todo lo que me rodeara tuviera un significado. Y cuando parecía ver el final, algo ocurría y dejaba un sueño casi al alcance para embarcarme en otro sueño que quedaba todavía muy lejos.

He recorrido tantas ciudades, he conocido tanta gente, he ido y vuelto tantas veces..... que a día de hoy sigo sin saber que es lo que quiero. Y no entiendo que prefiera la incertidumbre, el no saber que ocurrirá mañana. Aborrezco la rutina, esa enfermedad extendida por todo el planeta, que te consume hasta convencerte que es la vida que mereces. Me gusta reir aún cuando no es el momento o llorar desconsoladamente por algo insignificante. Quedarme en casa cuando llega el sábado y todo el mundo sale y trasnochar cualquier martes o miércoles cuando en los bares sólo hay gente solitaria, sin preocuparme de madrugar.

Mientras mis compañeros se ausentaban, yo anhelaba por el cambio. Volver a sentir que no sabes que va a pasar. Volver a comer una pequeña ración de esperanza y dejar de ver pasar la vida desde el cristal de mi habitación.

El día va pasando entre pensamientos, sin mucho que decir, simplemente esperando.

Y me apeno de mis compañeros, más pendientes en como van a pagar sus casas, sus coches, sus vicios que en ver que tienen la oportunidad de tomar las riendas de su vida. Ahora que ya no son esclavos de un horario, de un quehacer diario, que pueden elegir que desean hacer con sus vidas,
de volver a empezar, lo desaprovechan.

Creo sinceramente que detrás de una decepción hay una puerta abierta. Y que cada uno de nosotros deberíamos ser lo que queremos ser, debería vivir a su manera y no como nos han enseñado. Que las personas somos personas independientemente del lugar que trabajemos, el dinero que poseamos o la ropa que tapa nuestras vergüenzas. Que los sueños jamás deben ser hipotecados y ójala todos volvieramos a ser niños, o locos. Que no nos diera miedo sentir y mucho menos expresarlos y a nadie le entrara la risa por conocerlos.

Al lado de un soñador siempre hay alguien que quiere cambiar el mundo, alguien a quien querer, alguien tierno, algún amante, sentimentales, vitalidad. Al lado de quién no tiene sueños solo hay cuchillos por espalda, lamentos y amargura.

jueves, 1 de enero de 2009

LA PRIMERA VEZ

Empieza otro año, con ilusiones renovadas, nuevos sueños y alguna que otra esperanza. Con ganas de no repetir errores del año viejo y esperando que la vida nos trate un poquito mejor que el odioso 2008. Las cosas buenas casi no han aparecido y las desgracias vinieron todas juntas, revueltas entre ellas y sin avisar. Nos privaron de personas, de tantas personas... Unas por que encontraron maneras diferentes de perder el tiempo, otras sin poder decidir. Cambiaron trabajos, rutinas, y destrozaron algún que otra ilusión. He visto como se marchaban de mi vida amigos (que al parecer nunca lo fueron), familia y poco a poco la sonrisa.

Pero hoy no tengo ganas de charlar de los malos momentos sino de esos buenos días, que los ha habido, de esos ratitos en los que te das cuenta que quizás, por un instante, la vida tiene sentido y merece aprovecharlo.

Siempre he sido bastante solitario o independiente según dicen algunos. Muy poco familiar, la verdad, y me siento tan a gusto en el pequeño mundo que hace años cree que cada día que pasa me costaba más salir de él. Me suele aburrir toda clase de relación social y familiar y estoy más a gusto en casa, con mis libros y mi música, donde me imagino alguien que nunca llegaré a ser, donde vivo en lugares que seguramente nunca conoceré o garabateando en un folio en blanco las idioteces que invaden mi cabeza. Me gusta la soledad porque supongo que aprendí cosas que no aprendí con las personas. Porque en el mundo que uno se crea nunca encuentras lo que no te gusta, todo está a tu manera, al alcance de tu mano y los sueños por una vez, son tuyos. No hay nadie que juzge tus palabras y actos, te sientes libre.

Y de repente, dentro de la pesadilla apareció un sueño, y para quitarme la razón vino en forma de personas. La vida tiene estas cosas y cuando crees que todo lo sabes, la vida te sorprende, te da un bofetón y te das cuenta que no eres más que un ser insignificante. Y sin darme cuenta empezó un efecto en cadena.

Conocí a Marisa y me enamoré justo el mismo día que no quería querer a nadie. Y descubrí que todavía hay gente buena. Que la ingenuidad tiene un encanto especial y que reir a carcajadas es increible. Que creer en las personas puede ser gratificante y que hay besos y abrazos que te erizan la piel. Que uno más uno no siempre es uno.

Y con Marisa conocí a Cristina y se convirtió en mi hermana justo el día que no quería más amistad. Y comprendí que a veces ser todo sentimiento no es tan malo. Que llorar por amor es especialmente bonito y que el pesimismo puede ser el motor de toda una generación. Porque siempre estará Marieta y Kafka, Marea y Allan Poe y tendremos un rincón en Madrid.

Y después, por circunstancias, llegó la familia. La GRAN FAMILIA. Y entonces comprendí, justo el día que no quise tener familia que estaba totalmente rendido.

Y así conocí a Lorenzo, Clara y Diana. Y entendí que sin palabras se pueden decir muchas cosas, que los gestos cuando salen de dentro son inmensamente más bonitos que cualquiera de los poemas que leo y que el negro puede ser un color de lo más luminoso. Que las empanadas pueden ser el plato más exquisito de una comida real y que las bufandas tejidas con hilos de cariño son alta costura. Porque las cervezas en buena compañía saben mejor. Que tener las puertas de casa abierta para todos no significa invasión y la inteligencia no está reñida con lo gotico. Que los bancos de la Gran vía y Morgana pueden ser un mundo dentro de otro mundo.

Y luego vinieron Manolo, Araceli, Ada y Sofía. Y comprendí que se puede estar todo el día sonriendo. Que una casa puede ser un palacio y que la ternura puede ser una forma de vida. Que un dibujo puede ser más bonito que el propio gernika y que el jamón y el vino mejor en vuestra presencia. Que unos besos al aire, unos ojitos, unas reverencias, unos vuelos mientras se piden más convierte un día horrible en un día inolvidable. Que las buenas palabras reconfortan.
Que la lectura es el vicio del futuro y que el saber no ocupa lugar.

Y al ratito Josi, Belén y Manuel y entendí que hasta un llanto descontrolado puede significar vida. Que Calamaro no es sólo un cantante. Que la tranquilidad es una virtud que casi nadie tiene y que la rapidez en las respuestas están al alcance de muy pocos. Que querer no tiene por que ser empalagoso y que el brillo de los ojos puede ser un faro. Que las risas pueden ser la mejor medicina

Y al tiempo Juanjo, Rubén y Juanjo y supuse que el dolor es aún más doloroso cuando no puedes hacer nada. Que los dragones pueden ser gorriones y las armas pueden disparar flores. Que siempre se quiera no significa que se consiga y que ser el el mayor significa abrazar a los pequeños. Que una pelea puede ser bonita cuando no se quiere hacer daño y que el cielo existe y hay quien siempre os estará viendo. Que la risa contagia y para el tiempo. Que la felicidad y la tristeza sólo la separa una linea muy delgada

Y para terminar Alicia y Manolo y supuse que el que algo quiere algo le cuesta. Que las arrugas son momentos vividos y sufridos y pueden ser bonitas. Que se puede estar pendiente de todo el mundo sin perder la sonrisa. Que en la buena mesa nunca falta un plato ni sobra comensal.
Que el amor puede ser infinito y nunca sobra sino todo lo contrario. Que el conti puede ser el juego de las Vegas y que las palabras de ánimo son necesarias

Sirva esto para quien lo lea que la buena gente existe, aunque yo no lo creía. Eternamente agradecido siempre. No sé lo que deparará el año, ni siquiera los sucesivos, pero siempre os llevaré dentro. Pase lo que pase nunca podré olvidar que me tratrasteis como uno más, sin preguntar, sin juzgar. Y como dice Tequila que el tiempo no nos cambie