martes, 6 de enero de 2009

EL DIA DE REYES

Amanecimos antes de lo previsto en día de fiesta. Marisa ilusionada como niña pequeña y yo con más sueño que alma. La noche anterior no seguí su consejo y volví a trasnochar. En el salón, debajo del árbol iluminado permanecían impasibles los regalos, esperando ser abiertos. Oh!!! sorpresa!!! Al abrir el primer paquete me encuentro la caja especial de vinilos de Heroes del Silencio. Una alegría extraña se va apoderando poco a poco de mí. Al comenzar a pasar las yemas de mis dedos por el cartón de cada disco, tomándome mi tiempo y ante la mirada de Marisa, se producen secuencias de imágenes en mi cabeza a gran velocidad, de otros tiempos, de otros lugares y consigo emocionarme. La primera vez que escuché a Heroes del silencio contaba con tan sólo doce años. Me encontraba en el coche con mi padre y sonó, si la memoria no me falla, Agosto en la radio. Escuché la canción atentamente, como absorto, y le dije a mi padre que me encantaba esa canción y quería tener el disco de ese grupo del cúal ni siquiera sabía el nombre. Dos días después, me regaló el primer lp de gran duración de Heroes, el mar no cesa. Desde entonces, su música es la banda sonora de mi, espero, todavía corta vida. Sus notas me llevaron a sus conciertos, a viajes a otras ciudades para verlos en directo. Sonaban cuando pasaba las noches con amigos que ya no están, con novias a las cuales dejé y otras tantas me dejaron, en mis buenos y malos momentos.

Todavía en estado de excitación abrí el segundo paquete. Un libro de Steven Galloway, el violonchelista de sarajevo, en la que es su primera novela traducida al castellano. Según dicen "una historia universal y un testimonio de la lucha personal para encontrar sentido, gracia y humanidad, incluso en mitad de los horrores más inimaginables." Tiene muy buena pinta. La verdad, me encanta que me regalen libros y música. Dice mucho de quién te lo regala porque para mí significa que sabe escucharte, y sabe de tus gustos o más o menos como eres y piensas.

El último paquete colonia.

Marisa abrió sus regalos, con una mezcla de ingenuidad infantil y expectación. Me hace gracia ver como disfruta con esos pequeños placeres que la vida nos ofrece. Y cuando por fin consigue arrancar al papel que envuelve su tesoro, pone ojitos de personita feliz, como si aquello fuera el mejor de los presentes y se abalanza a darte un abrazo. Y en ese momento algo dentro de mí se mueve y siento algo que nunca podré expresar. ¡Quién pudiera ser poeta para que de mi boca salieran los versos bellos que se merece! Sin embargo callo esperando que el abrazo hable por mí.

De mi casa al hogar de la Gran Familia a desayunar y seguir abriendo regalos. Para mí era la primera vez y todo ha sido muy especial. Mientras tomábamos chocolate con roscon y panetone los nervios de los chiquillos era evidente. Alguno hasta ha vomitado. Mirarles a los ojos y ver ese brillo te hacía desear volver a ser niño y maldices al idiota que te dijo la primera vez que los reyes son los padres. Durante un ratito, quedé callado, observándolos en su ansiedad, en querer desayunar y poder ver al fin, el regalo tan esperado de sus majestades que a más de uno no le dejo conciliar el sueño ayer noche.

Y de repente la explosión de júbilo. A la orden de ya, carrera hacia la puerta y una última espera para colocar a la improvisada fotógrafa (va por ti, Clara, je je) en sitio estratégico para no perder detalle. En un minuto todo era papel de regalo volando, gritos de exclamación, alegría, risas. Como en un abrir y cerrar de ojos ya habían abandonado la sala y trasladado a otra con los brazos cargados de cajas. Y cada uno por su lado, después en parejas y finalmente juntos se embarcaron en el sueño de tener otro mundo. Un mundo donde había delfines y niños de plastilina, donde la más pequeña críaba a su hija, donde sonaban notas de colores sacadas de pianos de animales. El planeta ideado de batallas contra dragones y castillos de plástico, de chamanes y brujos de treinta centímetros. Lugar para karatekas con kimonos golpeando a sacos de aire.

Cuando los niños nos abandonaron en nuestro mundo tan terrenal fuimos abriendo nuestros regalos, uno por uno, para que todos tuvieramos el momento de gloria que no siempre disponemos, y ver reflejado en las caras la alegría. Y todo volvió a ser como hace quince minutos porque seguía brillando la mirada. Y los mayores fuimos niños por un instante. Creo que si hubiésemos apagado la luz, no hubiese importado puesto que había más luz en esa habitación que en un cielo estrellado.

No recuerdo lo que dejaron a todos pero hubo música, costura, bolsos, botas, batas, tdt, hasta un ordenador (gracias pareja por el capote). A mí me regalaron lo último de Marea con dvd, que me encantan pues las letras son fuera de lo normal, ese poeta que antes comentaba, y un libro de Allan Poe, la noche del oráculo, autor que en estos momentos me fascina.

En un rato marchamos cada uno a otras casas a seguir recibiendo pinceladas de cariño. Marisa y yo subimos a casa a comer. Luego vendría Cristina a tomar café y repartirnos sonrisas.

Descubrí que Cris también lleva dentro una niña. Como se emocionó al ver el regalo. Sonrisa de niña buena, de esas que nunca han roto un plato. Y ese brillo tan especial que ya había visto por la mañana y no deseo dejar de ver nunca.

A mí me regaló un libro de Saramago, el viaje del elefante. Creo que no se puede decir nada de él. Impresionante.

La tarde siguió entre confidencias, charla y dolores de tripa, mi tripa. Me empezé a encontrar mal, no sé si por enfermedad o por que tenía que salir de casa para ver a los amigos de Marisa. No tenía ganas de verlos. No me caen mal pero tampoco es algo emocionante. Pero creo que esto lo contaré mañana, que hoy ya estoy muy, muy cansado aunque feliz

Resumiendo. Que ha sido un día emocionante, de sonrisas, de alegría. De volver a estar con gente a la que quiero como si fuera mi vida porque sus alegrías son mis alegrías y sus dolores mis dolores. Que ver la luz de la mirada de los niños y los no tan niños hace que la vida sea más llevadera.

Mañana será otro día



1 comentario:

  1. Me alegro de que disfrutarais del día, pasaos por el blog a ver las fotos, que estás guapísimo.

    Besos

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