domingo, 4 de enero de 2009

DIA DE CONCIERTO

Hoy apuré en la cama más de lo debido pero el cansancio que tenía acumulado era excesivo. A las 12,30 por fin conseguí zafarme de las garras de morfeo y entre bostezos y estiramientos me lanzé a un nuevo día.

En una hora ya estaba en la calle camino del centro. Todavía me quedaban un par de regalos que comprar y aproveche las dos horas que quedaban para comer. Siempre me ha gustado regalar libros o música pero hoy no iba a ser. Así que no pude perderme en las escasas librerías que hay en estas ciudad. Me encanta pasar el rato rodeado de libros, tocándolos, abriendo una página al azar y leer algo, mirar la portada, la contraportada y tomarme todo el tiempo necesario para elegir. Con los discos me ocurre lo mismo pero si aquí hay pocas librerías, tiendas de música no hay ninguna. Sólo hay en el Media Markt y en algún centro comercial y la verdad es que no hay mucha variedad. Terminé y decidí dar un paseo hasta que llamara Cristina que venía a comer a casa. La gente, apresurada y repleta de bolsas, se apelotonaba en las calles, dificultando mi camino. Se percibía en el ambiente un buen rollo, quizás porque a la raza humana nos encanta comprar y sobre todo gastar.

El teléfono sonó. Momento de recoger a Cris y subir a casa a comer.

El viaje, no más de diez minutos, los empleamos en charlar animadamente sobre mi hermano, en estos momentos su pareja, aunque ya veremos por cuanto tiempo. A veces lo más sencillo lo volvemos en algo imposible y lo más díficil en lo más sencillo. No lo entiendo. Somos seres complicados. En mi humilde opinión no se habla lo suficiente, no se es transparente. Y lo que nuestros labios no expresan muere en el corazón. Pero en fin, es su vida y mejor no meterse ¿no?
Cuando abrimos la puerta un aroma indescriptible nos embargó y supe que la comida ya estaba en la mesa. Macarrones con tomate y queso rayado al horno. Buenísimos la verdad.
La sobremesa estuvo de lo más interesante. A Marisa, Cris y a mí nos gusta hablar de todo lo que nos rodea, y sobre todo opinar. Pocas veces estamos de acuerdo y eso nos lleva a una unas enrevesadas discusiones filosóficas. Me gusta que las personas crean en sus convicciones y no te acaben dando la razón porque sí. Me encanta la gente que le gusta discutir, dialogar y ver diversos puntos de vista.

En esta ocasión el tema fue la religión. Soy de opinión que Jesús fue una persona magnífica, un revolucionario que quiso cambiar un sistema establecido. Intentando siempre favorecer al pobre, al débil. Entiendo que a alguien le pareció increible que una persona fuese así y se creo la religión.

Y creo en las palabras de Cristina cuando dice que quizás dentro de cien o doscientos años alguien opine que Ghandi o la madre Teresa de Calcuta sean las personas idóneas para ser los gurus de una nueva religión. Creo en la religión como una forma de vida, según está escrito por ejemplo en la biblia, de hacer el bien, de ayudar al prójimo. Pero no comparto lo siguiente:

Dentro del cristianismo hay diversas ramificaciones. Catolicismo, Testigos de Jehová, Protestantes, Evangelistas... y alguna más. Para mí, todas estas diversificaciones son sectarias y no me merecen ningún interés. En mi opinión utilizan la Biblia en su propio beneficio, haciendo una lectura interesada y tergiversando el contenido según les convienen. Aportan argumentos que no fueron escritos ni siquiera vividos por Jesús. No puedo entender a un colectivo que esté en contra de los homosexuales cuando en teoría todos somos iguales a los ojos de Dios. No comprendo que a una mujer violada no se le permita abortar y tenga toda la vida un recuerdo de su agresor. No comparto que tantos y tantos casos de pederastía hayan quedado en el olvido y no se haya hecho justicia con los opresores porque si algo nos enseño Jesús fue el querer a los niños, por otra parte los más débiles. Ni entiendo que se posicionen con partidos políticos. Ni que hayan estado en tantas y tantas guerras, ni que en América destruyeran ciudades y mataran para enseñar una religión, su religión.

Si echo la vista atrás, a los tiempos de mis abuelos o incluso de mis padres, los católicos son todos muy parecidos entre ellos. Votan al PP, no quieren gays ni inmigrantes a su alrededor, son familia numerosa, escuchan la cope y la mujer se dedica a su marido, la casa y los hijos. Sé que ahora los católicos son diferentes y las personas que van a misa no son así y tampoco lo entiendo. No se puede ser de un clan y coger únicamente lo que te conviene. No sé, es bastante complicado y no quiero divagar más. Creo en el cristianismo o mejor dicho creo en Jesús pero no en el catolicismo.

Después de dialogar durante tiempo nos preparamos para salir de casa. Hoy toca concierto en San Adrián. Nacha pop, los rotos y boppers o algo así. Quedamos con Clara, Lorenzo y un tal Tobes de mote y cuyo nombre no recuerdo pero que fue un gran descubrimiento pues es un chaval increible.

La noche estuvo muy bien. Al llegar fuimos a cenar y entre bocado y charla se fue pasando el rato. La verdad es estuve a gusto, hablando de música, anécdotas y riendo mucho. Empezaron las primeras cervezas y con ellas, como he dicho antes, las primeras risas.

Llegamos pronto al concierto, justo cuando empezaba el primer artista invitado y bueno,sin más.

Aprovechamos el rato para beber un poco y bailar a ritmo de funky. Los Rotos nos gustaron más. Más rock´n´roll y buena presencia. Después del concierto estuvimos con ellos charlando y hasta nos regalaron camisetas. No tienen todavía cd pero espero que tengan suerte y les vaya bien.

Por último,Nacha pop. No me va mucho el grupo, la verdad, pero me encanta Antonio Vega. Creo que tiene canciones insuperables. He de decir que me suelen gustar más los artistas cuando se separan como por ejemplo Bunbury, Ariel Rot, Calamaro, Urrutia, Aurora Beltrán, Juan Perro.

El directo fue correcto pero vi a Antonio Vega muy cansado y muy castigado. Pero siempre me han gustado las personas autodestructivas. Tienen una sensibilidad especial y son capaces de crear de la nada algo maravilloso. Cuando cantaba, con un hilillo de voz cada vez más fino, todo desaparecía alrededor y quedaba él solo con unos versos que son la propia vida.

Así que volví a tener una de esas noches que tanto me gustan. Noches con emoción, con música en directo, con cervezas compartidas en buena compañía y con palabras. Conversaciones con buenos amigos y risas, muchas risas que tiempo habrá de llorar. Y de camino a casa bajo un cielo cubierto de estrellas buscaremos algún bar para poder tomar la última. ¿Sé puede pedir más?










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