sábado, 3 de enero de 2009

CAMBIO DE RUMBO

"Estoy cansado de hacer el mismo recorrido, el mismo trabajo. Ver las miras caras, los mismos paisajes, sin ti mi a mi lado. Mi vida poco a poco se va llenando de esos días, tristes, grises y opacos, que uno omite en su biografía. Cansado de ir cada noche a los mismos bares........"

Es la canción con la que empieza el día, a las 7.30 de la mañana, de lunes a viernes. Los movimientos son una sucesión ya vivida y repetida. El pie en el suelo y el frío que tirita. El primer cigarro camino del baño y el mismo reflejo en el espejo de todos los días. Nunca me gusta.
La ducha que te devuelve a la realidad, el traje, la corbata, lavar los dientes y peinar. Sin desayunar enciendo otro cigarro y miro el reloj. Tocará volver a correr o llegaré tarde. Un beso, cariño y con tanta prisa me dejo la sonrisa olvidada en casa. Atasco en el mismo lugar de siempre. Bunbury sonando en el radio cd y mirada perdida hacia ningun lugar.

Pero hoy no va a ser un día más. Al llegar a la oficina ya no hay trabajo. Despedida toda la plantilla. A mí se me ofrece un nuevo puesto en otra especie de sucursal. Ya me lo pensaré. Ya no se van a vender libros ahora toca publicidad. La crisis también ha llegado aquí me dice tranquilamente mi jefe.

Durante las dos horas que estuvimos recogiendo las cosas, dejando los móviles y se firmaban los despidos nadie dice nada. Miro los ojos inexpresivos y me doy cuenta que no hay rabia, ni tristeza. Una ausencia de cualquier sentimiento inunda la habitación como si todo debiera a ser así.

Y me doy cuenta que toca, una vez más, una puta vez más, empezar de nuevo. Soy maestro en construir y derribar, edificar y demoler. He cambiado ciudades por sueños, invertido riquezas a cambio de nada, sustituido enemigos. Pero tarde o temprano todo regresa. El eterno retorno.

Desde que era pequeñito siempre supe lo que no quería en mi vida. Y siempre he intentado ser fiel a mi fisolofía. Luchaba por tener un curro decente, donde ganar dinero y tener tiempo libre no fuese incompatible. Amigos que entendiesen más alla de lo que se ve y que todo lo que me rodeara tuviera un significado. Y cuando parecía ver el final, algo ocurría y dejaba un sueño casi al alcance para embarcarme en otro sueño que quedaba todavía muy lejos.

He recorrido tantas ciudades, he conocido tanta gente, he ido y vuelto tantas veces..... que a día de hoy sigo sin saber que es lo que quiero. Y no entiendo que prefiera la incertidumbre, el no saber que ocurrirá mañana. Aborrezco la rutina, esa enfermedad extendida por todo el planeta, que te consume hasta convencerte que es la vida que mereces. Me gusta reir aún cuando no es el momento o llorar desconsoladamente por algo insignificante. Quedarme en casa cuando llega el sábado y todo el mundo sale y trasnochar cualquier martes o miércoles cuando en los bares sólo hay gente solitaria, sin preocuparme de madrugar.

Mientras mis compañeros se ausentaban, yo anhelaba por el cambio. Volver a sentir que no sabes que va a pasar. Volver a comer una pequeña ración de esperanza y dejar de ver pasar la vida desde el cristal de mi habitación.

El día va pasando entre pensamientos, sin mucho que decir, simplemente esperando.

Y me apeno de mis compañeros, más pendientes en como van a pagar sus casas, sus coches, sus vicios que en ver que tienen la oportunidad de tomar las riendas de su vida. Ahora que ya no son esclavos de un horario, de un quehacer diario, que pueden elegir que desean hacer con sus vidas,
de volver a empezar, lo desaprovechan.

Creo sinceramente que detrás de una decepción hay una puerta abierta. Y que cada uno de nosotros deberíamos ser lo que queremos ser, debería vivir a su manera y no como nos han enseñado. Que las personas somos personas independientemente del lugar que trabajemos, el dinero que poseamos o la ropa que tapa nuestras vergüenzas. Que los sueños jamás deben ser hipotecados y ójala todos volvieramos a ser niños, o locos. Que no nos diera miedo sentir y mucho menos expresarlos y a nadie le entrara la risa por conocerlos.

Al lado de un soñador siempre hay alguien que quiere cambiar el mundo, alguien a quien querer, alguien tierno, algún amante, sentimentales, vitalidad. Al lado de quién no tiene sueños solo hay cuchillos por espalda, lamentos y amargura.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo contigo en que cuando una puerta se cierra otra se abre, y eso es especialmente cierto cuando uno es consciente de la necesidad del cambio.
    Quizá sea el momento de escribir tu novela.
    Ánimo en esta nueva etapa y ya sabes donde estamos.

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